domingo, diciembre 24, 2006

Algún rayo de sol

Llevábamos demasiados días ya, demasiados fríos para Santander. Y grises, cuando no negros. Y lluviosos. Y llevo (demasiados ya) días con el corazón frío, con la mente dormida. En medio pasó mi cumpleaños y un verdadero montón de gente, de muchos lugares, demostrando más cariño del que puedo merecer. Lo cual uno nunca sabe si es bueno - por aquello de no estar solo - o malo - por el peligro de decepcionaros a todos.

Pero también algún rayo de sol, como el que hoy, veinticuatro de diciembre, ahora a las cuatro menos cinco de la tarde, calienta mi camisa y mi cuerpo a su través. Y algún rayo de sol más calido aún, como algún rato con buenos amigos y sin caretas ni compromisos, sólo con risas, angustias, abrazos y siempre con el corazón en la mano. Y otros, como los ángeles que respiran plácidos - plácidos en este momento - en la habitación de al lado.

Ahora, mientras escucho a John Gorka y su Thorny Patch, mientras el sol calienta mi camisa y mi piel a través del cristal de una ventana que mira al sur en la casa que me pude comprar, mientras tomo un café tibio y tranquilo pienso que no tengo derecho a estar triste. Voy a salir a la calle, voy a salir de mí. Y esta nieve se va a derretir con el calor de las personas a las que quiero. Con el vuestro.


Dice Tee, un amigo en Caedes, que "hay cosas que pasan por este mundo sin que nadie nunca las vea - vienen y van -, sin dejar rastro de su existencia; intenta mirar con tu corazón y sigue esa luz - puede que algunas cosas preciosas simplemente se asomen". La foto y la composición de aquí son suyas.

PD: a todos los que pasáis por aquí, escribáis o no, comentéis o no, sepa vuestros nombres o los ignore, y especialmente a Ona, de la que no sé nada hace tiempo, Gloria, Eva, Soldado, Ideas, Odel, C.A., Mar, luna; muy especialmente y aunque no le guste la Navidad, a Beyo (volverás a subir, pajarillo, te lo prometo), y con todas mis pocas fuerzas -que te las mando - a Patus: quiero que sepáis que os deseo una feliz Navidad (sí, también la Navidad) y, si no puede ser feliz, sí al menos algún rayo de sol de estos que me caen ahora. Y que aunque no lo demuestre - a veces porque no puedo - os tengo presentes por no se sabe qué curioso resorte de la cabeza o del corazón; me habéis robado un trocito y os echo de menos cuando no estáis.

--
Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año (Charles Dickens)

technorati tags:, ,

viernes, diciembre 08, 2006

La nieve está en mi corazón...

La nieve está en mi corazón como el silencio en las habitaciones de los balnearios: densa y profunda, indestructible.

La nieve está en mi corazón como la hiedra de la muerte en las habitaciones donde nacimos.

Nieva implacablemente sobre los páramos de mi memoria. Es ya noche entre los blancos cerrados.

Cuando amanezca, será ya siempre invierno.

(Julio LLamazares)

technorati tags:,

miércoles, noviembre 29, 2006

"We few, we happy few, we band of brothers"

"Enrique V" Acto 4, Escena 3 (Shakespeare).

La famosa (e imaginaria) arenga del Rey Enrique V a sus tropas, diezmadas por la disentería y debilitadas por la larga marcha y la distancia a Inglaterra, antes de la batalla de Agincourt (1415), en la que las tropas francesas, mucho más numerosas, les cerraban el paso al puerto de Calais por el que los ingleses debían embarcar de vuelta a casa.

La traducción española acabo de hacerla. Así, quien no conoce el inglés se puede hacer una idea del significado aunque, lógicamente, no he podido trasladar lo sublime y arrebatador del texto original del genio inglés.

WESTMORELAND - O that we now had here
But one ten thousand of those men in England
That do no work to-day!

KING HENRY V - What's he that wishes so?
My cousin Westmoreland? No, my fair cousin;
If we are mark'd to die, we are enow
To do our country loss; and if to live,
The fewer men, the greater share of honour.
God's will! I pray thee, wish not one man more.
By Jove, I am not covetous for gold,
Nor care I who doth feed upon my cost;
It yearns me not if men my garments wear;
Such outward things dwell not in my desires.
But if it be a sin to covet honour,
I am the most offending soul alive.
No, faith, my coz, wish not a man from England.
God's peace! I would not lose so great an honour
As one man more methinks would share from me
For the best hope I have. O, do not wish one more!
Rather proclaim it, Westmoreland, through my host,
That he which hath no stomach to this fight,
Let him depart; his passport shall be made,
And crowns for convoy put into his purse;
We would not die in that man's company
That fears his fellowship to die with us.

This day is call'd the feast of Crispian.
He that outlives this day, and comes safe home,
Will stand a tip-toe when this day is nam'd,
And rouse him at the name of Crispian.
He that shall live this day, and see old age,
Will yearly on the vigil feast his neighbours,
And say 'To-morrow is Saint Crispian.'
Then will he strip his sleeve and show his scars,
And say 'These wounds I had on Crispian's day.'
Old men forget; yet all shall be forgot,
But he'll remember, with advantages,
What feats he did that day. Then shall our names,
Familiar in his mouth as household words-
Harry the King, Bedford and Exeter,
Warwick and Talbot, Salisbury and Gloucester-
Be in their flowing cups freshly rememb'red.
This story shall the good man teach his son;
And Crispin Crispian shall ne'er go by,
From this day to the ending of the world,
But we in it shall be remembered-

We few, we happy few, we band of brothers;
For he to-day that sheds his blood with me
Shall be my brother; be he ne'er so vile,
This day shall gentle his condition;
And gentlemen in England now-a-bed
Shall think themselves accurs'd they were not here,
And hold their manhoods cheap whiles any speaks
That fought with us upon Saint Crispin's day.

Westmoreland - ¡Si tuviéramos aquí siquiera diez mil
de esos hombres que permanecen hoy ociosos en Inglaterra!

Rey Enrique V - ¿Quién es el que tal cosa desea?
¿Mi primo Westmoreland? No, querido, no:
Si escrito está que debemos morir, suficientes somos
Para que nuestro país nos pierda; y si hemos de vivir,
Cuantos menos hombres, mayor será la porción de gloria de cada uno.
¡Voluntad de Dios! Ni un hombre más desees, te lo ruego.
¡Por Júpiter! No es oro lo que ansío,
Ni me importa quién pudiere vivir a mi costa;
Ni me preocupa si otros hombres llevaren mis ropajes;
No son tales cosas materiales las que agitan mis deseos:
Ahora bien, si pecado es ansiar honor,
Soy el alma más pecadora que haya habido.
No, mi primo, ¡fe!, no anheles ni un inglés más:
¡Paz de Dios! No perdería tan gran honor
Como el que entiendo que perdería por compartirlo con siquiera un sólo hombre más,
Porque albergo la mejor de las esperanzas. Oh, ¡ni uno más desees!
Más bien, Westmoreland, proclama por mis huestes
Que a aquél que no tenga estómago para esta lucha
Se le deja marchar; hágasele su pasaporte
Y provéasele de coronas para el viaje:
No querríamos morir en compañía de tal hombre
Que tiemble ante la idea de morir con sus compañeros.

Hoy es el día que llaman la fiesta de San Crispín:
El que sobreviva a este día y vuelva a casa
Se alzará sobre las puntas de sus pies cuando se mencione esta fecha
Y se agitará al oír el nombre de Crispín.
El que viva después de hoy y llegue a anciano,
Cada año, la víspera de este día, convidará a sus vecinos
Y les dirá "Mañana es San Crispín",
Y subirá sus mangas y mostrará las cicatrices.
Y les dirá "Estas heridas las gané el día de San Crispín".
Los viejos olvidan; es más: todo será olvidado,
Todo salvo las proezas logradas este día. Y nuestros nombres
Serán para siempre familiares para él, como de su propia casa,
el Rey Enrique, Bedford y Exeter,
Warwick y Talbot, Salisbury y Gloucester,
Y permanecerán siempre frescos en su memoria y en sus copas llenas.
Los hombres buenos enseñarán esta historia a sus hijos
Y el día de San Crispín nunca se olvidará,
Desde hoy, hasta el fin del mundo,
Y con él seremos recordados nosotros.

Nosotros pocos; nosotros, felices pocos; nosotros, banda de hermanos;
Porque el que hoy derrame su sangre con la mía
Será mi hermano; no importa lo vil que hubiera podido ser,
este día enaltecerá su condición;
Y los caballeros que ahora permanecen en el lecho en Inglaterra
Se tendrán por malditos por no haber estado aquí,
Y por siempre sentirán humillada su hidalguía ante cualquiera al que oiga decir
Que luchó aquí, con nosotros, en el día de San Crispín.


sábado, noviembre 25, 2006

Revolviendo en una caja de fotos antiguas

La abuela Marina, para mí, son mimos y azotes en el culo, abrazos intimísimos, manos protectoras, alguna riña severa. La abuela Marina es aroma de galletas hechas con las natas de la leche recogida en ollas en el pueblo, olor a croquetas de jamón como nadie las hizo jamás; partidas de parchís y cenas de Navidad alrededor de una mesa enorme. Es carreras por un pasillo infinito y oscuro que lleva desde un salón de madera en un extremo del piso a una cocina de las de antes, con despensa en cuarto anejo. La abuela Marina es el recuerdo de la ilusión de las vísperas de Reyes, mirando la cabalgata de Sus Majestades pasar bajo la ventana del comedor. La abuela Marina, para quien yo fui gusanito, también ganso del capitolio y pozo sin fondo. Cariño, amor, calor, ilusión.



Estos somos mis hermanos y yo en su casa, en la única foto con ella que conservo en papel - en el corazón guardo muchísimas más -. Hace años que murió y nunca sentí que se hubiera marchado del todo; menos aún ahora que soy padre y veo a los míos ejercer de abuelos. Ahora entiendo mejor cómo me pudo querer, de una manera que para mí era imposible concebir entonces, cuánto hizo por mí, cuánto le debo agradecer. Recuerdo como si fuera ayer su funeral (cuánto hará de aquello, ¿diez años? ¿quince? ¡Dios mío, cómo pasa el tiempo!), a mi hermana mayor, una mujer, llorando como una niña otra vez, a mi lado, volviéndose a mí sin saber qué decir ¡tanto fue siempre para nosotros! Y me recuerdo cogiendo su mano y diciéndole que no llorara y echándome a llorar yo, como un niño también.

La abuela Marina es el regazo de a quien acudo cuando soy un bebé y tengo miedo, quien me riñe fingiendo enfado cuando soy un niño y a hurtadillas me cuelo en su despensa a robar, a quien corro con cualquier edad cuando quiero que me cuiden; es quien, cuando tengo veinte años, le dice a mi novia que tenga cuidado conmigo, que soy un ganso y la haré llorar... ¡cuando se la estoy presentando!. Y después le cuenta mil maravillas sobre mí.

La abuela Marina me conoce, ve a través de mí y me quiere como soy, a pesar de lo que soy. También ahora, desde el Cielo. Y siempre, siempre, huele a galletas de nata.

Un beso, abuela.

--
Los abuelos son los ángeles de los nietos (Martin Breton)




Ya' know that old trees just grow stronger,
And old rivers grow wilder ev'ry day.
Old people just grow lonesome
Waiting for someone to say, "Hello in there, hello."

So if you're walking down the street sometime
And spot some hollow ancient eyes,
Please don't just pass 'em by and stare
As if you didn't care, say, "Hello in there, hello."

sábado, noviembre 18, 2006

Las cosas pasan...

...y se van. También las personas pasamos y nos vamos. Un día simplemente no estamos. A veces, incluso vivos en el mismo cuerpo, aquello que fuimos pasa y se va y no volverá; miramos a nuestro interior y no nos conocemos.

Yo miro dentro de mí y pregunto por el que fui y nadie me contesta. ¿Donde he ido? ¿Quién o qué se me llevó? ¿Cuándo, que ni lo sentí? Quizá sólo permanezco en los corazones de los que me quisieron, en la memoria de los que me amaron.
Acaso sea allí donde deba buscar. No tengo otro lugar.

O quizá simplemente no deba buscar, sino olvidar y dejarlo estar de una puta vez. Al fin y al cabo, no tengo quince años para andar con estos problemas de identidad. ¡Qué ridículo, la verdad!

(estoy escuchando
Exploring the Blue, de Luka Bloom en su directo Amsterdam)


¡Quién fuera tu sombra, tu ángel;
quién fuera tu sol, quién tu esperanza!

...

¡Quién fuera tu sombra, niña del alma,
que día y noche y a todas partes
te acompañara!

¡Quién fuera tu ángel, y cada mañana
estuviera a tu lado, y todas las tardes
te custodiara!

¡Quién, lucero, quién fuera tu sol,
que tras días oscuros, tras el dolor,
te iluminara!

¡Quién, en fin, fuera tu amor,
quién tus süeños, quién tu alegría, quién tu ilusión,
quién tu esperanza!

--
Las personas cambian y generalmente se olvidan de comunicar dicho cambio a los demás (Lilliam Hellman)

technorati tags:, ,

jueves, noviembre 16, 2006

Cuando me haya ido

There's no place in this world where I'll belong when I'm gone
And I won't know the right from the wrong when I'm gone
And you won't find me singin' on this song when I'm gone
So I guess I'll have to do it while I'm here

And I won't feel the flowing of the time when I'm gone
All the pleasures of love will not be mine when I'm gone
My pen won't pour out a lyric line when I'm gone
So I guess I'll have to do it while I'm here

And I won't breathe the bracing air when I'm gone
And I can't even worry 'bout my cares when I'm gone
Won't be asked to do my share when I'm gone
So I guess I'll have to do it while I'm here

And I won't be running from the rain when I'm gone
And I can't even suffer from the pain when I'm gone
Can't say who's to praise and who's to blame when I'm gone
So I guess I'll have to do it while I'm here

Won't see the golden of the sun when I'm gone
And the evenings and the mornings will be one when I'm gone
Can't be singing louder than the guns when I'm gone
So I guess I'll have to do it while I'm here

All my days won't be dances of delight when I'm gone
And the sands will be shifting from my sight when I'm gone
Can't add my name into the fight while I'm gone
So I guess I'll have to do it while I'm here

And I won't be laughing at the lies when I'm gone
And I can't question how or when or why when I'm gone
Can't live proud enough to die when I'm gone
So I guess I'll have to do it while I'm here

There's no place in this world where I'll belong when I'm gone
And I won't know the right from the wrong when I'm gone
And you won't find me singin' on this song when I'm gone

So I guess I'll have to do it
I guess I'll have to do it
Guess I'll have to do it while I'm here

(When I'm Gone, Phil Ochs)

Y yo, aunque lo parecía, no me había ido, no del todo. Me asomo porque te echo de menos y porque ni siquiera me despedí. Sigo acurrucado, sintiendo el fluir del tiempo y el dolor, escondiéndome de la lluvia, buscando el lugar al que pertenezco y que puedo reclamar como mío. Estoy un poco perdido. Perdón. Y gracias. No sabes cuántas. Por estar.

(la música y letra de la canción son obra de Phil Ochs, un cantautor folk contemporáneo de Dylan; la versión que se escucha está interpretada por Kind Of Like Spitting, un grupo indie actual, aunque es muy respetuosa con el original. Yo no he hecho más que traducirla mal y joderla, como casi todo últimamente.)


De ningún lugar del mundo podré decir que es mío cuando ya me haya ido
Y no distinguiré lo bueno de lo incorrecto cuando ya me haya ido
No me encontrarás cantando esta canción cuando ya me haya ido
Así que supongo que tendré que hacerlo mientras estoy aquí

Ya no sentiré el fluir del tiempo cuando me haya ido
Los placeres del amor no serán míos, cuando ya me haya ido
De mi pluma no saldrá una canción más cuando ya me haya ido
Así que supongo que tendré que hacerlo mientras estoy aquí

No respiraré el vivificante aire cuando ya no esté aquí
Y ni siquiera podré preocuparme de lo que me importa, cuando ya no esté aquí
Ya nadie me pedirá que haga mi parte cuando ya no esté aquí
Así que imagino que tendré que hacerlo ahora que sí estoy

Ya no correré para esconderme de la lluvia cuando ya no este aquí
Y ni siquiera podré sentir dolor cuando ya no esté aquí
No podré decir quién merece alabanza y quién tiene la culpa cuando ya no esté aquí
Así que imagino que tendré que hacerlo ahora que sí estoy

No veré la luz dorada del sol cuando ya me haya ido
Y las tardes y las mañanas... serán solo una, cuando ya me haya ido
No podré cantar más fuerte que los cañones cuando ya me haya ido
Así que supongo que tendré que hacerlo mientras estoy aquí

Todos mis días ya no serán disfrutes cuando ya me haya ido
Y las arenas se esconderán de mi vista cuando ya me haya ido
No podré añadir mi nombre a la lucha cuando ya me haya ido
Así que supongo que tendré que hacerlo mientras estoy aquí

No me reiré de las mentiras, cuando ya no esté
Y no podré preguntar cómo o cuándo o por qué, cuando ya no esté
No podré vivir suficientemente orgulloso para morirme, cuando ya no esté
Así que supongo que tendré que hacerlo ahora que estoy aquí

De ningún lugar del mundo podré decir que es mío cuando me haya ido
Y no distinguiré lo bueno de lo incorrecto cuando ya me haya ido
No me encontrarás cantando esta canción cuando ya me haya ido

Así que supongo que tendré que hacerlo
Adivino que tendré que hacerlo
Creo que tendré que hacerlo ahora que estoy aquí





miércoles, octubre 25, 2006

Bruce

Es hoy. Hay concierto. Bruce. En mi casa, en mi ciudad. Voy a ir, a olvidarme, a ser otro, a dejarme llevar, a vivir. A bañarme en el río de piedad, a lavarme en el río de rock and roll. A salir fuera de este viejo pellejo, de esta alma rota.

Llévame, Bruce, llévame lejos de aquí. Transfórmame, dame unas alas nuevas, aunque sea por unas horas.

Como siempre haces.

Hasta ahora, compañero.

--
Well the night's busting open
These two lanes will take us anywhere
We got one last chance to make it real
To trade in these wings on some wheels
Climb in back, Heaven's waiting on down the tracks

(Bruce Springsteen, Thunder Road)

(La noche se está abriendo y estos dos carriles nos llevarán a cualquier sitio que queramos. Tenemos una última oportunidad para hacerlo realidad, para cambiar estas alas por unas ruedas: vamos, sube atrás, el Cielo nos espera al final del camino)

domingo, octubre 22, 2006

Fin de la orgía

...y el mundo se acaba de derrumbar del todo. Ha terminado ahora mismo, todavía se oyen los ecos postremos apagándose. Y yo sigo aquí, aún en pie, con el último whisky en la mano, a medio beber, con cara de tonto y la música llorando bajo (Shenandoah).

Todo se derrumbó. Menos yo, que ya no tengo ni dónde caer.

Adiós.


--

technorati tags:

sábado, octubre 21, 2006

La música, el whisky, el mundo que se cae (orgía)

(sentido escuchando - metido dentro de - el disco We Shall Overcome, de Bruce Springsteen & the Seeger Sessions Band)

Tengo cerca un vaso de whisky, mezcla de grano y malta. El escocés no está para esto y sólo fue el primero. Y suena la Seeger Sessions Band y Bruce canta y Diego da palmas y baila por su cuenta, alegre, a su aire, antes de que yo me esconda. Y la música me va invadiendo el corazón a la vez que el whisky el cerebro, y los violines suenan y rasgan el aire y el banjo baila y el trombón salta y la tuba los empuja a todos hacia afuera. Es música folk, música gospel, canción protesta, balada, música para bailar. Es todo junto. Y desgarra mis entrañas y fluye y corre y brinca mientras todo mi mundo real se está hundiendo a mi alrededor - o así lo siento -. Y bebo más whisky.

"Fue un viaje de carnaval, el sonido de la sorpresa y por el puro placer de tocar. Música de la esquina de cualquier calle, música de salón, música de taberna, música de lo yermo, de la soledad, música de circo, música de iglesia, música vulgar"

Eso es lo que cuenta Bruce. Es lo que siento yo mientras escucho y mientras intento no llorar abrumado y no reír feliz a la vez, mientras no hace falta que intente sólo mirar ahí para no oír tantas cosas caer y romperse; no necesito intentarlo porque las notas me han levantado en vilo y me llevan en volandas hacia lo desconocido, hacia una tierra de sólo sentimientos, por descubrir, en la que no importa el equipaje que arrastre yo desde mi estación: todo eso queda en el tren y en él se va cuando éste abandona el apeadero dejándome allí.

Y los coros casi aúllan y el piano crepita; las trompetas danzan locas, el contrabajo nos mece a todos y el saxofón quiere hacernos el amor. El acordeón ríe a carcajadas mientras el órgano reza y yo bebo más whisky, con una sonrisa y - ahora sí - llorando, porque no sé si lo que escucho es la música, mi corazón desgañitándose para hacerse oír por encima, la sangre fluyendo por mis venas, el mundo derrumbándose o volviendo a nacer. Lloro hundido y soy feliz y siento ira y me estremezco y me desanimo y me deshago en gotitas de niebla ligera que una brisa desbanda y hace desaparecer.

Prefiero mil veces esconderme aquí, en este mundo imaginario... y tan real a la vez, porque realmente existe fuera y dentro de mí. Y éste no se cae. Sólo se oculta cuando no hay tiempo de encontrar los caminos hasta él, cuando la nieve y la bruma del trabajo y la vida cubren y disimulan los mojones que marcan los límites del sendero que lleva al mundo donde sólo se siente, al universo de la música y la poesía, al orbe del corazón y el whisky.

O sea, casi siempre.

Me sirvo otro. Y escribo esto también en directo, como se guardó la música que estoy escuchando, como (casi) todo lo que escribo. Es la única manera de que se guarde ahí también el corazón.

--
La vida es más excitante que cualquier porro. Sólo hay que saber por dónde fumarla (esto se me vino a la cabeza sobrio; y mejor no meter al whisky en la ecuación. Al menos, no hoy, no más) (gracias, Ona)

sábado, octubre 14, 2006

Este instante

(escuchando Green River, de Elliott Murphy)

Para los que estamos fuera, para mí, es sólo la sobremesa de un sábado soleado. Es el primer sorbo de la taza de café aquí frente al ordenador y junto a la ventana, el segundo instante de tranquilidad saboreando el mediodía del sábado a la espera del resto del fin de semana. Para otro será sentado frente al televisor, viendo el telediario. Para otros más pequeños es uno más de sus intrascendentes instantes felices jugando sin ser conscientes del paso del tiempo.


Y en la calle, bajo mis pies, un frenazo. Y un golpe seco y brutal.

Para él sería quizá el momento de volver de un partido con sus amigos. Quizá el instante de dejar que su amigo Juan, si así se llama, le lleve a casa o, quizá, venían de tomar un blanco e iban a buscar otro en otra barra, en otro bar. Quizá Juan - si así se llama - sólo le estaba enseñando su coche nuevo o quizá era una más de las carreras por el barrio, por el circuito de las rotondas. En todo caso era un buen momento - o lo parecía - en un sábado soleado de otoño.

Pero salieron demasiado rápido de la rotonda. Pero Juan, si así se llama, no había visto el semáforo rojo a diez metros de la salida. Ni al coche parado esperando el verde. Ni él en este sábado soleado y tranquilo de octubre se había puesto el cinturón.

Y vino el frenazo. Y el golpe seco y brutal. Ahora los he visto desde la ventana. Todos están fuera ya, algunos doloridos, otros heridos, todos asustados. Todos están fuera ya salvo él, a quien no se atreven a sacar del coche. Ha llegado la policía y una ambulancia y todos miran y alguno llora y otros se retuercen las manos. Y Juan, si es que se llama así, no comprende nada desde sus veinte años y no deja de preguntarse cómo un sábado soleado y feliz de octubre podía estar la tragedia escondida esperando tras una curva, a la salida de una rotonda. Y él sigue inmóvil, con la cara sobre el salpicadero y nadie se atreve a sacarle.

Yo rezo poco, pero ahora rezo para que no sea éste el último instante que él recuerde como feliz, el último en el que pensó que podía levantarse y salir caminando por sus propios medios. Que no tenga que recordar este instante como el más incomprensible, injusto y traicionero de su vida, el primero que permaneció sentado para siempre, a sus veinte años.

Yo también tuve veinte años y, aunque no la merecí, bastante más suerte que él. O quizá no, ojalá. Quizá a él aún le quede suerte. Por eso rezo.

Era la sobremesa tranquila de un sábado. Ya no lo es.

Ponte el cinturón, por favor.

(esto no es un anuncio de la DGT, lamentablemente. Sólo el reflejo de una sensación provocada por algo que acaba de suceder en este sábado soleado y brutal)

--
No digas de ningún sentimiento que es pequeño o indigno. No vivimos de otra cosa que de nuestros pobres, hermosos y magníficos sentimientos, y cada uno de ellos contra el que cometemos una injusticia es una estrella que apagamos (Herman Hesse) (Gracias por hacerme realmente "sentir" esta idea)

jueves, octubre 12, 2006

YGDN

(escuchando Cherub Rock, de Smashing Pumpkins)

¿Escribir la historia de Yagudin? ¿Y qué más? Como si el mundo no fuera ya lo suficientemente peligroso. No ve qué sentido tiene contribuir a empeorarlo. "¡Pero qué tiene eso que ver!", le dice Alice. ¡Pues sí, pequeña, sí que tiene que ver! Tiene que ver con el hecho de materializar pensamientos inconfesables. Tiene que ver con la idea de que la historia de Yagudin puede que oculte otra historia. Tiene que ver con adentrarse en determinadas regiones prohibidas. "¡Pero tendrás derecho a expresarte como quieras, digo yo!", replica Alice. ¡Pues no, pequeña, pues no! Y él conoce bien el derecho. Y también conoce las historias de Yagudin. Todas nacen en el interior de su cerebro. Hay algunas a las que se les puede permitir salir y que se les pueden contar a las niñas y otras que están mejor allí dentro. A veces resulta más prudente renunciar a uno mismo de manera espontánea. En todo caso, es mucho mejor que dejar que los otros tomen la iniciativa por ti.

Nid está en el salón, tumbado en el sofá. Es tarde. Está solo. Siente cómo le va invadiendo una angustia difusa. Mañana empieza septiembre. Tendrá que regresar a la facultad, retomar sus rutinas. Ya tiene la agenda llena. Lo primero que tiene es una entrevista con un estudiante, luego los exámenes, una clase de recuperación, inspección, correcciones, un congreso a final de mes. Tendrá que ponerse el traje y los zapatos nuevos que le ha comprado Alice. También tiene que ir al banco a solucionar el problema con las facturas. Llevar el ordenador a reparar, hacer copias nuevas de las llaves.

Volverá a ser él mismo, o al menos la superficie social con la que todos le identifican. Todo muy soso, muy aburrido, muy correcto y encorbatado.
(de Yagudin o la increíble historia del hombre de las manos agujereadas, de Philippe Ségur)

Ayer comí con una amiga, en su día compañera de estudios y ahora colega de profesión. Fueron un par de horas robadas al trabajo - en realidad cobradas del trabajo con retraso. El día era gris y frío - como era yo ayer - pero la comida agradable y la conversación y la compañía confortables como un sofá viejo. Charlamos de todo y de nada, del trabajo, de política, de nosotros, de los amigos vivos y de los muertos. Nos reímos y nos pusimos serios antes de volver a reir. Después nos despedimos y volvimos cada uno a nuestro trabajo.

Quizá me estoy escondiendo ahí últimamente. Sé que a veces tengo miedo de lo que siento: algo que no identifico, descatalogado y fuera de inventario, rompiéndose en mi interior; algo que no iba a ser capaz de reponer jamás. Sí, me asusto y quizá me escondo en el trabajo y en no parar de hacer cosas, en hacer ruido para no poder oir lo que siento. Y portarme así realmente me aisla pero me vuelve frío, superficial, me hace sentir vacío y solo. Y no estoy vacío ni solo.

Son ratos como el de ayer los que me rescatan en esos momentos, los que me dan valor para parar y buscar al Yagudin de mi interior para encararme con él, para charlar incluso, para invitar al monstruo asesino a un café. Y también algún pajarillo que se posa en mi hombro cuando estoy dormido - aunque pensaba que muerto - y ya ha salido el sol, y pía y se va dejando en el aire su canción y la sensación de que alguien a quien le importa ha venido a buscarme.

Estos cuatro renglones los escribí hace tiempo al pie de una carta para unos amigos y suyo es por tanto. Pero con su permiso me gustaría hacerlo extensivo a todos los demás que, con ellos, inundais mi corazón y sin los cuales sí me puedo sentir vacío. Gracias por llenarme de sentido, gracias por rescatarme de mis monstruos, gracias por darme la oportunidad que ser lo que verdaderamente soy. Nunca os vayais.


¿Y encontrar una palabra
, verbo que luzca y encienda las sombras,
que me lleve hasta vosotros...?


¡Cifra que encierre el secreto!


¿ Voz que acoja lo que siento ... todo?

...

¡Nada!


--
(y esto sin drogarme. Ahora leo lo que he colgado aquí y me da vergüenza pero... ya estoy harto de borrar cosas, ya estoy harto de casi todo)

viernes, octubre 06, 2006

Derrotado

A veces uno se queda seco, consumido. Exhausto, extenuado, como muerto. Y el corazón a duras penas late e impulsa la sangre - más por inercia, por costumbre, que otra cosa. El cuerpo se rinde y se desploma, se derrama casi por los suelos. Y el espíritu se esconde y parece ausente, huído, retirado. A veces no quedan fuerzas para nada más que para seguir vivo apenas, con los sentidos entumecidos y el alma aletargada, aislado como el niño en la matriz, como la momia en su sudario, como la tripulación muerta de un submarino a la deriva.


...

Necesito respirar y revivir. Necesito descansar. O me secaré del todo.


(la fotografía es obra de xandert
, que sabe que está aquí, y está disponible en morguefile - conforme a los términos de uso previstos en su licencia)

--
El que no posee el don de maravillarse ni de entusiasmarse más le valdría estar muerto, porque sus ojos están cerrados (Albert Einstein)
technorati tags:, ,

lunes, octubre 02, 2006

Luna:


- Luna, ¿por qué te escondes?
El Sol se va.
...
Luna, ¿por qué lloras?

- Qué más da

--
No se ha llegado aún al colmo del dolor si quedan fuerzas para quejarse (Caballero de Bruix)
technorati tags:, ,

domingo, octubre 01, 2006

¡Qué asco!

Me levanto con resaca de la fiesta de ayer. Un día entero rodeado de verdaderos amigos, algunos a los que no veía por mucho tiempo, por mucha distancia, celebrando y riendo y saltando y bailando. Resaca de alegría y abrazos y camaradería. Me ducho. Es fin de semana: no me afeito. Me meto en mis vaqueros y mi camisa de los domingos, que no es la más elegante sino la más suave y cómoda, una de algodón color malva que saco con vergüenza a la calle por lo gastada que está. Ya tiene la forma de mi cuerpo. Estoy seguro de que si la llamara con un silbido desde la cama acuduría a mí por sus propios medios desde el armario y ella sola me abrazaría y envolvería.

Por primera vez en años he tenido la mala suerte de comer con la tele encendida. He tenido que ver a Acebes y a Zapatero haciendo lo único que parece que saben hacer los políticos españoles: atacar y morder. Y dividir.

Los que se supone que representan a los que trabajamos fuera o dentro de casa, a los que estudiamos, a los que estamos jubilados, los que deben velar por nosotros españolitos de a pie que luchamos por vivir dignamente como personas, por ayudar a nuestros vecinos, a los que madrugamos cada día como verdaderos héroes para tratar de cumplir nuestra obligación - bien o mal, pero en todo caso de la mejor manera que sabemos -, a los que sólo queremos vivir en paz sin hacer daño y no estorbar a las sonrisas de los que nos rodean, a nosotros que sólo queremos de ellos que administren honradamente lo que a todos nos pertenece; esos representantes de las buenas gentes de España, digo, sólo buscan dividir y hacer hondas las heridas en lugar de curarlas o al menos dejarlas cicatrizar solas. ¿Eso es lo que queremos nosotros? ¿Para eso los tenemos ahí? Lamentablemente, para encontrar lo que nos separa no nos hacen falta ayudas.

Estoy harto de ellos. ¡Por mí pueden irse todos a la mierda!

--
El elector goza del sagrado privilegio de votar por un candidato que eligieron otros (Ambrose Bierce)

technorati tags:, ,

sábado, septiembre 30, 2006

Miedos, sonrisas y escalofríos

Anoche me he sentido solo, muy solo. A veces el corazón juega esas malas pasadas y uno sin saber cómo ni por qué aparece en un estado de ánimo a miles de años luz de donde posaba los pies unas horas antes. Fue un mal rato. Escribí algo. Aquí, en el mismo lugar que ocupan estas letras, hubo otras que intentaron ser una mano tendida al vacío pero que se sentían como si fueran un SOS que se pierde en el espacio exterior antes de que nadie lo reciba. Sí, escribí algo. Después, muy entrada la madrugada, me acosté y tengo consciencia - pero ningún recuerdo claro - de haber pasado la noche dando vueltas peleando con las sábanas, sudando en un duermevela incómodo y sientiéndome extranjero dentro de mi propio cuerpo.

Quizá me desnudé demasiado brutalmente anoche, quizá me avergoncé hoy. Esta mañana temprano cuando me levanté vine directo a este rincón y borré todo vestigio de la noche. Son palabras que se llevó el tiempo para siempre, una nube de letras que la brisa dispersó y no dejaron rastro. Pero sé que no sólo ha sido un mal sueño porque lo que no ha terminado de desaparecer es el regusto amargo de la noche pasada, un algo indefinible que me inquieta y me hacer temer la que se aproxima.

Dicen que al miedo, cantar. Y pienso yo que a la inquitud, sonrisas. Busco alguna en el cajón para compartirla contigo y recuerdo un diálogo que he mantenido con mi hijo mayor docenas de veces desde el primer y brutal escalofrío maravilloso que me hizo sentir una noche. Parece increíble porque él sólo tenía tres años o cuatro recién cumplidos (ahora tiene cinco) pero es real, tan real como mis miedos. Yo me había tumbado a su lado en su cama para "vigilarle" (como él dice) mientras dormía. Estaba hecho un ovillo dándome la espalda de cara a la pared. Esos días en el colegio habían estado aprendiendo los números. Esta fue, más o menos textualmente, nuestra conversación:

- Papá, ¿cuál es el número más grande?
- No hay "el número más grande", Diego. Siempre hay un número más grande
- ¿Por qué?
- Así son los números. Si tú dices un número yo siempre puedo decir uno más grande
- ¿Por qué?
- Porque siempre hay uno más. ¿Tú hasta qué número sabes contar?
- (orgulloso) ¡Sé hasta el cien! (eso decía él, alguna decena se le quedaba por el camino, claro)
-
Pues mira, si tú dices el cien yo digo el ciento uno. Y ya es más grande.
- ¿Y si digo el ciento uno?
- Pues yo digo el ciento dos
- Papá
- Qué
- ¿Y si digo el mil?
- Pues yo digo el mil uno. Venga, Diego, duérmete
... (segundos de silencio) ...
- Papá
- ¡Qué!
- ¿Cuál es el número más grande que sabes?
(ésta es una pregunta recurrente de Diego y mi respuesta es invariable)

- El cuatro mil trillones
- ¿Hay el cuatro mil ... "eso"... uno? (lo pregunta girándose hacia mí)
- Claro
- ¡Pues yo digo ese!
(yo le beso)
- Anda, Diego, hay que dormir
(se gira de nuevo y me da la espalda, acurrucado; pasan unos segundos más)
- Papá
- ¡Qué! (impaciente, casi enfadándome)
-
¿Siempre hay un número más grande, siempre?
- Si Diego, siempre. Siempre existe un número más grande todavía.
Diego se gira, me mira y me dice tendiéndome sus bracitos al cuello:
- Papá, pues yo te quiero más que el diez y más que el cien y más que el mil. Papá: pues yo te quiero tanto... ¡que no existe el número!

(en ese momento recuerdo sentir que por cada poro de mi piel se me escapaba el alma empapada de ternura, como se escapa el agua por los poros de una esponja mojada)

¿Qué tienen las noches, algunas noches, qué veneno esconden para hacer sentir soledad y amargura a alguien a quien cuida un ángel así?

--
El mejor olor, el del pan; el mejor sabor, el de la sal; el mejor amor, el de los niños (Graham Greene)

technorati tags:, ,

jueves, septiembre 28, 2006

¡Vaya viaje!


"La vida no es un viaje hasta la tumba con la intención de llegar sano, salvo y bien conservado sino más bien de caer en ella con estrépito, completamente gastado, exprimido como un limón y exclamando en voz alta:
¡UAU, vaya VIAJE!"

(la imagen, que merece la pena contemplar a tamaño completo, es obra de Joseph - Jojomercury - y la idea de añadir el texto ahí es de Patty - ResDesOK -, artistas que conocí en Caedes y que han dado su permiso para reproducir aquí su obra; lamentablemente no encontré a nadie que pudiera poner en palabras castellanas ese pensamiento así que lo tuve que traducir yo como buenamente pude)

--
Hoy no va a volver, mañana no tardará en pasar. No esperes. No corras. Vive. Vive cada instante. Apura hasta la última gota. No se repetirá jamás. Y si has de ser feliz, has de serlo ahora: "ahora" es el único momento que existe.
technorati tags:, , ,

lunes, septiembre 25, 2006

A los amigos

Os quiero.
¿No lo visteis en mis ojos en los vuestros
cuando estuve solo y sin saberlo me acogisteis,
cuando estuve muerto y me ayudasteis a nacer?

Sí, os quiero.
Y necesito que lo sepa el mundo entero:
que soy vuestro, os pertenezco;
que mi alma vaga triste si estáis lejos,
que mis ojos lloran sangre si no os ven.

Y vosotros lo olvidáis.

No dudéis que estoy ahí, que no sabéis
lo que os quiere vuestro amigo;
que ya nunca estaréis solos
porque os quiero.
Y porque os llevo
- para siempre -
en lo más profundo de mi ser.


--
Gracias, amigos
technorati tags:,

domingo, septiembre 24, 2006

El sol

(escuchando Night Train de Amos Lee)

Hoy me he levantado alegre y el sol brilla alegre también y sus rayos de alegría caen alegres sobre mí. Y siento la sonrisa alegre de los ángeles del cielo y la sonrisa de los ángeles de la tierra. Y mi sonrisa alegre en mi boca. El aire se mueve despacio, fresco, entrando alegre por mi ventana mientras escribo esto. Siento cerca a los que me queréis, haga minutos o años que no os veo, siento cerca a quienes no me conocéis, siento paz y siento ganas de sacar esta alegría fuera de mi corazón y lo único que no me alegra ahora es la incapacidad de llevar con mis manos un puñado de esta alegría tranquila a quien no la tiene hoy.

A vosotros, los que me veis y los que no, los que sonreís con mi sonrisa, dedico esta alegría y esta paz. Porque vosotros la haceis crecer en mí. Cogedla, atrapadla en vuestros corazones y así cuando se me escape, cuando huya de mí, podréis volver a sembrarla en el mío como siempre haceis.

Abrazos alegres.

(la preciosa fotografía es obra de d0dg3 y he tenido la suerte de encontrarla en morguefile
hoy que estoy alegre; a ambos las gracias y, por ser hoy, una sonrisa)

--
La mitad de la alegría reside en hablar de ella (dicen que es un proverbio persa, supongo que porque queda mejor eso que decir que es chino, como todos ;-) )

technorati tags:, ,

sábado, septiembre 23, 2006

Palabras de cinco letras

(escuchando I'm Sorry, de John Denver)

Adiós tiene cinco letras, aunque las últimas apenas se oyen al alejarse...

Adiós. Deseo. Ígneo. Ocaso. Sueño.

Y son palabras de cinco letras también fuego, rozar, cielo, sonar, vivir, gozar, dolor. Cinco letras tienen celos, risas, llorar, aroma, besos. Y vacío y hueco, aunque éstas parecen no tener ninguna. Cinco letras en abril, nieve, ángel, playa y noches, las mías.

Y libro y poema y disco son los más cortos, sólo con cinco letras.

Lágrima tiene también cinco letras, pero está llorando y por eso hay dos de más.

--
It's cold here in the city
It always seems that way
And I've been thinking about you almost everyday
Thinking about the good times
Thinking about the rain
Thinking about how bad it feels alone again

I'm sorry for the way things are in china
I'm sorry things ain't what they used to be
But more than anything else
I'm sorry for myself
'cause youre not here with me

(de I'm Sorry, John Denver. Hoy no hay traducción. ¿A quién coño le importa lo que pueda decir?)

(añadido unas horas después: sí que hay a quien le importa, lo sé; perdón por dejarme llevar por la rabia a veces, he sido un ingrato.)

technorati tags:

viernes, septiembre 22, 2006

Acantilados, teléfonos, estrellas, ángeles

Hay mejores fotografías, mejores fotógrafos, composiciones mejor compuestas y horizontes más horizontales. Pero no hay otro mar como mi mar, el mar en el que descansas ahora, el Cantábrico.

Al borde de otro acantilado parecido a éste estuvimos hablando hace poco más de dos años y de quince kilómetros, antes de que te fueras, y desde entonces cada uno me recuerda más a ti y me hace más presente que no estás.

¿Lo recuerdas? Yo había salido de trabajar. Era viernes, como hoy, a esa hora mágica entre la tarde y la noche. De hecho, tú estabas en Barcelona, en casa - te habían dado permiso para escaparte del hospital creo que por ese fin de semana - y allí ya había anochecido. Yo, al borde de un acantilado en Cuchía, sobre la playa de los caballos, te contaba cómo la luna jugaba con la primera estrella que había aparecido sobre un cielo violeta aún atardeciendo, cómo iba persiguiéndola sobre un mar cada vez menos azul y cada vez más negro. Me había quedado solo y quise compartir contigo aquella maravilla que a ti no te dejaban contemplar. Cómo reímos y cómo nos emocionamos sabiendo que quizá no lo podrías volver a ver, pero sin mencionarlo. ¿Lo recuerdas? Nunca agradeceré a Dios bastante que nos regalara esa conversación. Cuántas cosas nos dijimos, con urgencia; con esperanza; como si pudiera ser la última vez. Lo fue.

Mierda. Ahora, mientras escribo esto, las lágrimas asoman a mis ojos y corren por mi cara recordándote - cuando estoy harto de decir que ya no lloro por ti, que ya no lloro tu ausencia, que sólo eres risas y sonrisas para mí; que sé que ahora es contigo con quien juegan la luna y los ángeles cuando se asoman. ¡No sabes cómo te echo de menos! Y sí, sonrío. ¡Pero te extraño tanto!. Y tú mientras te ríes desde el cielo, estoy seguro, y sigues recordándole a Carlos al oído que cuide de mí, que yo no soy tan fuerte. Joder, ¡haberte quedado tú!

Da igual. Te siento a la vez tan cerca. Y cada acantilado me lleva a ti. Y cada risa sincera y cada gesto resuelto. Cada mirada cómplice y cada amigo común. Tenías que ser tú. Fuiste tú siempre la que nos unió a todos, tú la que nos mantuvo juntos y eres tú la que hace que pase el tiempo y cada vez nos necesitemos más. Pasado mañana hará ya dos años que te escondiste y estoy seguro de que nos buscaremos y que nos querremos sentir cerca unos de otros. Como sea. Y será para sentirte a ti entre nosotros.

¡Tengo tantas cosas que contarte, Ana! Y sigo llorando y tengo que hacer pausas al escribir para ver las letras: porque ahora no puedo, porque quizá no debo. Son tantas cosas tan nuestras, tantas tan tuyas... Esperaré. Y espérame tú tambien allá donde estés porque iré. Y del abrazo que te voy a dar, mi vida, esta vez no te podrás escapar. ¡Cómo te extraño!. Eso no lo sabe nadie.




(Ana Rosa Recio Calzada falleció el 24 de septiembre de 2004, día de la Merced, en Barcelona después de dos años enferma, mostrándonos a todos los que la queríamos y a los que hasta entonces no la conocían cómo se lucha contra una enfermedad horrible y dolorosa con valor, con una sonrisa cuando el dolor no lo hacía humanamente imposible y siendo luz de esperanza para los que estábamos sanos y la queríamos. Era una mujer auténticamente increíble, excepcional, supongo que por eso Dios debió querer llevársela a su lado tan pronto. Me considero enormemente privilegiado por haberla conocido y haber merecido un trocito de su corazón como amigo suyo que fui, que soy. Y quiero ahora pedir perdón a todos los que la quieren, a su marido y amigo mío, a su hijo, padres, hermanos, familiares y demás amigos con los que la comparto y a los que tan unido estoy si algo de lo que hay aquí escrito les hiere o les hace sentir mal. Lo hago porque no la olvido, porque sigo recordándola y queriéndola - siempre lo haré - y quizá porque necesito seguir llorándola y sacar esta pena de dentro de mí. Y con todo el cariño del que mi corazón es capaz. Ella lo sabe. Creo que vosotros también)

--
Sólo los buenos mueren jóvenes (William Shakespeare)

miércoles, septiembre 20, 2006

El corazón


¡Los griegos tenían razón: EL CORAZÓN es lo que importa! No intentes convencerme de que todo eso está sólo en mi mente, porque pensar demasiado lo único que me produce es dolor de cabeza (una molestia relativamente sin importancia) y yo SÉ dónde me duele cuando se incumplen las promesas y los sueños mueren. Y conozco el nudo que se te hace en la garganta cuando tu primer hijo comienza a caminar o a contestar a tus palabras por primera vez. ¡Eso es tu corazón, imbécil!. Diez tallas demasiado grande, aporreando tu pecho y gritando "¡DÉJAME SALIR DE ESTA CAJA Y VERÁS CÓMO TE JODO BIEN!". Y a veces lo haces y otras veces no, y algunas veces tu mierda de cabeza débil e irresoluta te embaucará de nuevo y te dirá "Yo estoy al mando de ese cabrón" pero si liberas a la BESTIA de su encierro y te escondes podrás ver cómo el gallito de tu cerebro sale huyendo por patas. Pero el corazón es un animal bruto, músculo y sangre, un pitbull con una misión y resiste firme como un buen soldado; bueno hasta la última gota de sangre.

(S.E., mayo del 97)


(ambos diseños y dibujos - el primero mutilado por mi impericia con el escáner - son obra de Tony Fitzpatrick y aparecen como hoja interior y portada del disco de Steve Earle "El Corazón", publicado por South Nashville Music/Warner Bros. Music Corp. en 1997; el texto original es del propio Steve y la traducción es culpa mía)

Cuanto menos duermo más aúlla esa bestia y menos oigo a mi cabeza. Me voy a la cama. Adiós.

--
Lanza primero tu corazón y tu caballo saltará el obstáculo. Muchos desfallecen ante el obstáculo. Son los que no han lanzado primero el corazón. (Noel Clarasó)

technorati tags:,

lunes, septiembre 18, 2006

La tumba del inglés


Una tarde, un buen amigo, un mar de todos los verdes y azules, el viento en mi cara, una mierda de cámara para capturarlo y palabras más pobres y secas que una piedra para contarlo. ¿Por qué, joder, por qué no viniste y lo viste conmigo?

--
El mar, siempre el mar
technorati tags:, ,

"Conozco a muchas gentes a quienes no conozco"

¿Será verdad que cuando toca el sueño
con sus dedos de rosa nuestros ojos,
de la cárcel que habita huye el espíritu
en vuelo presuroso?

¿Será verdad que, huésped de las nieblas,
de la brisa nocturna al tenue soplo,
alado sube a la región vacía
a encontrarse con otros?

¿Y allí desnudo de la humana forma,
allí los lazos terrenales rotos,
breves horas habita de la idea
el mundo silencioso?

¿Y ríe y llora y aborrece y ama
y guarda un rastro del dolor y el gozo,
semejante al que deja cuando cruza
el cielo un meteoro?

Yo no sé si ese mundo de visiones
vive fuera o va dentro de nosotros:
lo que sé es que conozco a muchas gentes
a quienes no conozco.


(Gustavo Adolfo Bécquer, rima LXXV/23)

Al menos alguien tuvo el don para contar cómo es esa sensación.

--
Nuevos amigos, nuevos dolores (Wolfgang Amadeus Mozart)

technorati tags:,

sábado, septiembre 16, 2006

La aurora austral desde el espacio

Via meneame me encuentro un link a una página de la NASA en la que se puede observar una foto y un vídeo (aquí en baja resolución, aquí en alta) de la aurora austral vista desde el espacio.

Debe ser sobrecogedor ser testigo de esta maravilla en directo desde el suelo, desde nuestro planeta.

Canta el vaquero de Garth Brooks en Night Rider's Lament cuando le llega la carta del amigo lejano preguntándole y preguntándose qué le retiene allí aún, perdiéndose a caballo lo que los demás entienden como "la vida": "ah, but they've never seen the Northern Lights, they've never seen a hawk on a wing..." (quizá, pero ellos nunca han visto la aurora boreal, nunca han visto un halcón volando...).

Ésta no es la aurora boreal, es la austral, pero si me acompañas en el viaje merecerá la pena igualmente.

--
¿Qué es lo que llamamos Naturaleza sino un poema oculto bajo una escritura misteriosa? (Schelling)

viernes, septiembre 15, 2006

"A mí me gustan las piedras rosas"

Es un atardecer soleado de domingo de septiembre en las afueras de una ciudad castellana cualquiera. El verano se termina. Sentadas en el puente del castillo de los columpios clasificando piedras hacen una estampa curiosa Lucía y su madre. Lucía es una niña preciosa de cuatro años quizá, pelo pajizo y cara redonda que te mira desde la superficie del lago azul de sus ojos con una sonrisa, aunque no te conozca. Su madre juega con ella, ajena al mundo lejano de la ciudad cercana sin dar la impresión de estar perdiéndose nada, o quizá plenamente consciente de que es ahí donde transcurre la vida, lo esencial: en ese rincón abandonado para su niña y para ella. No hay nadie aparte de nosotros cuatro - que acabamos de llegar - y ellas dos.

Yo tengo en las manos una pieza de cuarzo rosado limpio y brillante que acabo de recoger del suelo. Se lo tiendo a mi hija Ana que lo mira curiosa y se va corriendo sin él. Lucía me ha oído y se me acerca mirándome a los ojos desde ahí abajo. "A mí me gustan las piedras rosas" dice. Se lo ofrezco con la mano y una mirada y ella lo acepta con la naturalidad con que sólo los niños pequeños saben aceptar los regalos. Seguido, se va tras Anita a jugar. Ya no soltará la piedra.

Su madre se baja del castillo de madera. Es muy delgada y guapa y se queda mirando a los niños divertirse sentada en un columpio de muelle, balanceándose ligeramente, acunándose. Tiene la mirada ausente, los ojos tristes pero resueltos de quienes la vida enseñó a amar, a perder, a esperar, a sobrevivir. Viste sencillo, ningún anillo, ningún adorno a la vista. Ni falta que hace.

La tarde transcurre lenta y agradable aunque hay algo triste en el aire, con la música de las risas de los niños de fondo y las sensaciones, recuerdos y ensoñaciones de los mayores. Al cabo, Lucía se acerca a su mamá y le dice que se tienen que ir. No sin mostrarle una vez más la piedra y decir "éste es mi regalo, míralo". Su madre la mira muerta de cariño y le contesta con cara de asombro "¿de verdad?". Sólo las madres pueden transmitir tanto con tan poco. Sólo a veces. Le acaricia la cara y comienzan a caminar derechas hacia el sol que atardece sobre sus cabezas, haciéndose pequeñas a medida que se alejan hacia aún más afuera de la ciudad. La voz de Lucía también se va apagando en la distancia contándole a su madre sus secretos y tesoros e ilusiones, sus juegos con Anita - a la que no volverá a ver aunque no lo sabe-, su inconsciente y feliz final del verano de sus cuatro años.

Más tarde, sentado en un bar frente a una cerveza negra, alzo la mirada y veo una pareja de cigüeñas emprender el vuelo, graves, hacia el este. Me pregunto qué horizontes estarán viendo sus ojos, qué límites encontrarán sus vuelos, adónde las llevarán.

--
La más preciosa piedra rosa es el sonido de tu risa, Lucía. Gracias por ella. Esa guárdala siempre.

technorati tags:,

jueves, septiembre 07, 2006

Volveré

(actualizado viernes 8: definitivamente volveremos el jueves 14 y nos vamos - ya salimos - a Salamanca)

Me voy de vacaciones con mi familia unos días. No podré - al menos, no deberé siquiera intentarlo - escribir en ese tiempo. Y no estoy pidiendo disculpas (que, Caviladora, como me has enseñado, no tengo por qué) sino simplemente expresando que voy a echar de menos esto y que espero que todo siga igual a la vuelta. Todo menos yo, quizá. Dicen que eso son los viajes, transformaciones.

Creo que volvemos a casa el miércoles aunque ya no es seguro. No sabemos dónde vamos, ni cuánto tiempo exactamente porque ¿qué clase de vacaciones son esas en las que todo está programado? Bueno, por eso y porque - como siempre - lo he dejado todo para el último momento y ahora no hay hueco donde queríamos ir. Pero todo tiene su lado positivo y así será más emocionante. Será como la semana larga que pasé en Escocia con mi hermana y con un coche alquilado sin planes, sin saber si quedaba dinero y sin preocuparse por ello (Pele, ¿tu crees que nos dejarán volver algún día...?¿y crees que será lo mismo?).

Volveré.


--
Tanta prisa tenemos por hacer, escribir y dejar oír nuestra voz en el silencio de la eternidad, que olvidamos lo único realmente importante: vivir (Robert Louis Stevenson)

technorati tags:,

Evocación

UN VIENTO fresco y joven, liberado
apenas, se dialata por la huerta.
El seto, entre su verde despejado,
templa la luz, indócil se despierta.


Suelta de nubes. Por el encrespado
azul pájaros cruzan en alerta
fugaz. Cantan las hojas. En el prado
la sombra de las ramas ya es incierta.

Va a comenzar. Ahora es cada mata
un manojo de savias incesantes
que los silvestres aires busca y bebe.

¡Pronto, corred! El cielo se desata.
Y un rumor va creciendo por instantes,
húmedo, a lilas golpeadas: llueve.

(Jaime Gil de Biedma)

Acaba de caer la primera lluvia fresca del fin de verano mientras termino de transcribir estas líneas. ¡Qué capacidad de evocar sensaciones, sonidos, olores, tienen las palabras en boca de quienes las saben manejar! ¡Y cómo las palabras a su vez se meten y viven escondidas en nosotros y se asoman cuando menos lo esperamos! Oí las gotas caer a lo lejos, acercándose; percibí el olor dulce de la tierra mojada y estos versos dormidos en la memoria despertaron.

(la foto de la lluvia cayendo sobre el bosque está tomada por taliesin y la he obtenido en morguefile.com, aquí; muchas gracias a ambos)


--
Encomiéndate a Dios de todo corazón, que muchas veces suele llover sus misericordias en el tiempo que están más secas las esperanzas. (Miguel de Cervantes)
technorati tags:, ,

miércoles, septiembre 06, 2006

Batiburrillo

(escuchando "Listen to the Lion", de Van Morrison)

Esta tarde me ha atropellado un torbellino de sensaciones y sentimientos y quise un papel para domarlos. Varias veces. No lo tuve. Después vino Bruce a charlar un rato a mi sala de estar - Vh Storytellers, no hay palabras, te lo presentaré - y reí y me conmovió y me puso los pelos de punta y... y no encontré un papel.


Ya anochecido, con mi luna asomada a la ventana, curiosa como siempre, oí algo. Era una avalancha. De emociones. Me giré y estaba encima. Se me llevó por delante. ¿Papel? No.

Ahora he encontrado este papel de luz y teclas. Ahora sí, puedo dejarlo salir. Y quiero hacerlo. Pero ahora todo está en calma. Oigo un vago rumor de fondo, como el de una cascada de la que uno se aleja, como el de un tractor que se pierde por el campo. Pero todo pasó, se escondió.

El corazón se está durmiendo. Quizá debería dormir yo también.

--
A menudo me he tenido que comer mis palabras y he descubierto que son una dieta equilibrada (Winston Churchill)

technorati tags:,

domingo, septiembre 03, 2006

La Arnía

(escuchando el disco "In the Heart of the Moon" de Ali Farka Toure y Toumani Diabate)

La Arnía, a pesar de su cercanía a Santander, es una playa salvaje. Son apenas ciento cincuenta metros de arena blanca y fina entre paredes de roca: un acantilado la cierra por un lado, por el otro un muro rocoso de quince o veinte metros de altura que el mar con su infinita paciencia ha ido tallando caprichosamente.


En la Arnía el mar embiste, rabioso por encontrar límites a su vasta inmensidad. Ruge acometiendo la roca. Brama. Y se lamenta. En invierno he visto en la Arnía noches de tempestad, olas furiosas - mar lanzado - abalanzarse y saltar por encima de esas paredes descomunales, la lucha sin fin entre las fuerzas de la naturaleza, entre el azul y el negro, entre la vida y la muerte.

La Arnía mira a mar abierto, al viento del nordeste, que siempre sopla fresco allí. Justo frente a la playa hay un islote escupido del fondo del mar, una falla en la placa tectónica que exhibe sus cicatrices sin vergüenza asomada al cielo azul. Desde la cercana playa de Covachos se puede acceder al islote andando cuando la marea está muy baja. A estas alturas del verano - que ya agoniza como un pez en la cesta del pescador respirando un aire abrasador y hostil -, en septiembre, ya es fácil encontrarse tranquilo allí: no es una playa cómoda para ir (por el desnivel que hay que salvar a pie) ni, a veces, para estar (por el nordeste). A pesar de su belleza salvaje.

Allí me he perdido hoy. He ido solo. Sin nadie salvo mis fantasmas. Sin reloj, sin teléfono. Con la llave del coche, un libro y una toalla. Y mi cita con el mar.

He nadado mar adentro luchando contra las olas de más de un metro con que el mar castigaba la playa. Me he dejado ir hacia el océano, he flotado donde esas olas rabiosas aún son sólo vaivenes en el mar. Me hundí después, sumergiéndome en vertical, buscando herir el fondo de arena con mi pecho y subiendo desesperadamente cuando sentía que ya la cabeza me iba a estallar. O los pulmones. Qué lejos está la luz del sol cuando no hay aire, qué distante el aire donde no hay más que silencio y quietud.

He vuelto a la orilla nadando con urgencia, braceando como si la vida me fuera en ello, huyendo quizá de lo que había dejado en el fondo del mar, de mi mar. Y en la orilla el agua estaba turbia por la arena que las olas batían con saña. Al entrar no lo había notado, algo en mis ojos no me había dejado.

Pero he de volver. Volveré a recoger lo que allí posé, en el fondo frío y tranquilo. El mar, mi mar, me lo cuidará. No temeré.

Y tú, que acaso leas esto, tampoco has de temer.

(desconozco el autor de la fotografía de arriba, la encontré en una página que no lo indicaba. Lo investigaré
. Y sí, es el islote frente a la Arnía)

--
Todo se cura con agua salada: con sudor, con lágrimas o con el mar (Isak Dinesen)

technorati tags:, ,