domingo, diciembre 24, 2006

Algún rayo de sol

Llevábamos demasiados días ya, demasiados fríos para Santander. Y grises, cuando no negros. Y lluviosos. Y llevo (demasiados ya) días con el corazón frío, con la mente dormida. En medio pasó mi cumpleaños y un verdadero montón de gente, de muchos lugares, demostrando más cariño del que puedo merecer. Lo cual uno nunca sabe si es bueno - por aquello de no estar solo - o malo - por el peligro de decepcionaros a todos.

Pero también algún rayo de sol, como el que hoy, veinticuatro de diciembre, ahora a las cuatro menos cinco de la tarde, calienta mi camisa y mi cuerpo a su través. Y algún rayo de sol más calido aún, como algún rato con buenos amigos y sin caretas ni compromisos, sólo con risas, angustias, abrazos y siempre con el corazón en la mano. Y otros, como los ángeles que respiran plácidos - plácidos en este momento - en la habitación de al lado.

Ahora, mientras escucho a John Gorka y su Thorny Patch, mientras el sol calienta mi camisa y mi piel a través del cristal de una ventana que mira al sur en la casa que me pude comprar, mientras tomo un café tibio y tranquilo pienso que no tengo derecho a estar triste. Voy a salir a la calle, voy a salir de mí. Y esta nieve se va a derretir con el calor de las personas a las que quiero. Con el vuestro.


Dice Tee, un amigo en Caedes, que "hay cosas que pasan por este mundo sin que nadie nunca las vea - vienen y van -, sin dejar rastro de su existencia; intenta mirar con tu corazón y sigue esa luz - puede que algunas cosas preciosas simplemente se asomen". La foto y la composición de aquí son suyas.

PD: a todos los que pasáis por aquí, escribáis o no, comentéis o no, sepa vuestros nombres o los ignore, y especialmente a Ona, de la que no sé nada hace tiempo, Gloria, Eva, Soldado, Ideas, Odel, C.A., Mar, luna; muy especialmente y aunque no le guste la Navidad, a Beyo (volverás a subir, pajarillo, te lo prometo), y con todas mis pocas fuerzas -que te las mando - a Patus: quiero que sepáis que os deseo una feliz Navidad (sí, también la Navidad) y, si no puede ser feliz, sí al menos algún rayo de sol de estos que me caen ahora. Y que aunque no lo demuestre - a veces porque no puedo - os tengo presentes por no se sabe qué curioso resorte de la cabeza o del corazón; me habéis robado un trocito y os echo de menos cuando no estáis.

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Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año (Charles Dickens)

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viernes, diciembre 08, 2006

La nieve está en mi corazón...

La nieve está en mi corazón como el silencio en las habitaciones de los balnearios: densa y profunda, indestructible.

La nieve está en mi corazón como la hiedra de la muerte en las habitaciones donde nacimos.

Nieva implacablemente sobre los páramos de mi memoria. Es ya noche entre los blancos cerrados.

Cuando amanezca, será ya siempre invierno.

(Julio LLamazares)

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