domingo, septiembre 03, 2006

La Arnía

(escuchando el disco "In the Heart of the Moon" de Ali Farka Toure y Toumani Diabate)

La Arnía, a pesar de su cercanía a Santander, es una playa salvaje. Son apenas ciento cincuenta metros de arena blanca y fina entre paredes de roca: un acantilado la cierra por un lado, por el otro un muro rocoso de quince o veinte metros de altura que el mar con su infinita paciencia ha ido tallando caprichosamente.


En la Arnía el mar embiste, rabioso por encontrar límites a su vasta inmensidad. Ruge acometiendo la roca. Brama. Y se lamenta. En invierno he visto en la Arnía noches de tempestad, olas furiosas - mar lanzado - abalanzarse y saltar por encima de esas paredes descomunales, la lucha sin fin entre las fuerzas de la naturaleza, entre el azul y el negro, entre la vida y la muerte.

La Arnía mira a mar abierto, al viento del nordeste, que siempre sopla fresco allí. Justo frente a la playa hay un islote escupido del fondo del mar, una falla en la placa tectónica que exhibe sus cicatrices sin vergüenza asomada al cielo azul. Desde la cercana playa de Covachos se puede acceder al islote andando cuando la marea está muy baja. A estas alturas del verano - que ya agoniza como un pez en la cesta del pescador respirando un aire abrasador y hostil -, en septiembre, ya es fácil encontrarse tranquilo allí: no es una playa cómoda para ir (por el desnivel que hay que salvar a pie) ni, a veces, para estar (por el nordeste). A pesar de su belleza salvaje.

Allí me he perdido hoy. He ido solo. Sin nadie salvo mis fantasmas. Sin reloj, sin teléfono. Con la llave del coche, un libro y una toalla. Y mi cita con el mar.

He nadado mar adentro luchando contra las olas de más de un metro con que el mar castigaba la playa. Me he dejado ir hacia el océano, he flotado donde esas olas rabiosas aún son sólo vaivenes en el mar. Me hundí después, sumergiéndome en vertical, buscando herir el fondo de arena con mi pecho y subiendo desesperadamente cuando sentía que ya la cabeza me iba a estallar. O los pulmones. Qué lejos está la luz del sol cuando no hay aire, qué distante el aire donde no hay más que silencio y quietud.

He vuelto a la orilla nadando con urgencia, braceando como si la vida me fuera en ello, huyendo quizá de lo que había dejado en el fondo del mar, de mi mar. Y en la orilla el agua estaba turbia por la arena que las olas batían con saña. Al entrar no lo había notado, algo en mis ojos no me había dejado.

Pero he de volver. Volveré a recoger lo que allí posé, en el fondo frío y tranquilo. El mar, mi mar, me lo cuidará. No temeré.

Y tú, que acaso leas esto, tampoco has de temer.

(desconozco el autor de la fotografía de arriba, la encontré en una página que no lo indicaba. Lo investigaré
. Y sí, es el islote frente a la Arnía)

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Todo se cura con agua salada: con sudor, con lágrimas o con el mar (Isak Dinesen)

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6 comentarios:

McObo dijo...

Perdona Caviladora, borré tu comentario sin querer enredando mientras atendía demasiadas cosas a la vez. Gracias por asomarte. Volveré por tu página, por supuesto. Estás invitada aquí, así que ya no puedes decir que vienes sin permiso ;)

Anónimo dijo...

Caro amicco:
En uno de esos duros momentos de bloqueo mental post-pseudo-vacacional me decidí a enredar y fíjate hasta donde he llegado. Me ha impresionado (positivamente) tu blog .... aunque pienso que deberías dormir un poquito más :) Un fuerte abrazote hasta el momento de nuestro reencuentro, a poder ser antes del 25-N

Regards

McObo dijo...

Cantonetti, cacho perro... :-) ¡me olvidé de quitar el link al blog desde mi página! Ya está arreglado.

Ya que aquí has llegado, gracias por escribir. Han sido unos días jodidos, sí. Tomo nota de la recomendación (¿ves? lo malo de los buenos amigos es que da igual el tiempo que te escondas de ellos que hasta adivinan las horas que duermes). No sabes el gusto que me da leerte.

Pero sobre todo celebro que recuerdes que tienes MI entrada para el ver al Jefe el 25 - de octubre, pero eso es lo de menos, lo importante es el "MI" ;-)

Espero verte pronto y devolverte ese abrazo. ¡Y guarda el secreto, como siempre!

Anónimo dijo...

Hola McObo

Te escribí una novela como comentario, y la has borrado? :-D
Mejor, porque me enrollé.

Te dejo un enlaze con un abrazo:
http://www.oceangram.com/
(tarda un poco en cargarse, pero te gustará - espero)

Ciao desde Berlín

McObo dijo...

¡Volviste! No tengas miedo que tu precioso comentario me llegó también por correo y ese no le he perdido.

Gracias por el enlace. Lo tendré que mirar a otras horas porque ahora mi Kubuntu me pide que actualice el flash-player para ver la página correctamente y la verdad, no es momento de esas luchas. Será bonito.

Estuve en tu página hoy - ya ví que había avances - pero no fui tan educado como para dar noticias. Ahora voy para allá y me desquito.

Un beso,

McObo dijo...

Quería decir no LO he perdido. Esto de vivir en Santander es mortal para los "los" ;-)